Los conflictos son situaciones inevitables y recurrentes en la vida; pueden proporcionar experiencias para propiciar cambios sociales, relaciones interpersonales constructivas y profundas, y desarrollo personal. Los conflictos tienen una connotación positiva cuando permiten la movilización tanto interna, como social y el crecimiento de las relaciones. En este sentido un conflicto no es bueno ni malo en sí mismo, su calificación depende del manejo que las personas hagan de este. El manejo del conflicto implica comprender su naturaleza e intentar utilizarlo para lograr objetivos positivos, de lo contrario, los conflictos pueden escalar hacia la violencia.